Sin embargo, por otro lado, el monte Vema refleja cómo los océanos tienen una sorprendente capacidad de regeneración. Pero para recuperarse y prosperar adecuadamente estos espacios deben estar completamente fuera del alcance de las actividades humanas dañinas. Las protecciones actuales para los ecosistemas en aguas internacionales claramente no son suficientes.

Por eso en Greenpeace estamos navegando de Polo a Polo y estamos muestreando en la montaña submarina de Vema, reclamando que se implementen medidas de gestión más estrictas contra las mortales redes fantasmas. Esto incluye el acuerdo de un Tratado Global de los Océanos que podría proteger, al menos, el 30% de los océanos para 2030, prohibiendo las actividades humanas más peligrosas, como la pesca industrial.